lunes, 7 de junio de 2010

El Aprendizaje Y El Desarrollo De Las Competencias

El planteamiento de Xavier Vargas parte de siguiente interrogante: ¿son los logros que busca el mundo del trabajo … semejantes a los logros generales que la educación desde siempre ha proclamado que persigue?.
Por un lado, acepta que la competencia académica está siendo desplazada por la competencia operativa, propia del mundo del trabajo. Por ello, hay que buscar una mejor articulación entre estos dos objetos de estudio, toda vez que ser competente –asegura- “se refiere a unas capacidades que aún siendo operativas, se encuentran articuladas sustantivamente con distintas formas de saber; ser competidor en cambio, refiere a un rol concreto dentro de unas relaciones sociales de ganar-perder.” Así, las instituciones educativas podrían terminar transformando la formación “inteligente y ética para servir”, en una “automatizada y eficiente para ganar.”
Por ello, el desarrollo de las competencias debe incorporar la colaboración humana, para fomentar el espíritu comunitario en el trabajo y en la empresa.
Por lo anterior, Xavier Vargas consigna algunos cuestionamientos: ¿No queda la práctica profesional desprovista de sentido si se le desarrolla sin análisis y reflexión teórica? ¿No toma el mundo de la empresa un control excesivo de las operaciones socio-profesionales si se desnudan éstas de su carácter reflexivo y conceptual?... ¿cómo se opera el mundo sin comprenderlo? O mejor, ¿a qué intereses sirve una operación del mundo sin su reflexión y su comprensión? ¿No debería entonces ser considerada la competencia –por lo menos en el mundo académico- como una noción que incluyera un diálogo de ida y vuelta entre el objeto socio-profesional al que sirve utilitariamente y el objeto de estudio que la provee de significado y sentido.
Asegura que el mundo académico ha perdido su sentido semántico original, la idea de “hacer a alguien capaz de”, para convertirse en un término que responde a fines estrictamente utilitarios y operativos.
En lo particular consideramos que la educación, en general, debe ceñirse al sentido original de la filosofía: “el amor a la sabiduría”. Si bien se reconoce que el conocimiento práctico ó pragmático es necesario en el mundo del trabajo, no siempre debe ser utilitario. Recordemos que los más grandes descubrimientos e inventos de la humanidad se forjaron en la reflexión y en la búsqueda del conocimiento ó de la “verdad”.
En lo académico el aprendizaje significa, sobre todo, que el estudiante incorpore “a su acervo personal unos nuevos contenidos”, lo que deja fuera el “proceso de autoconstrucción de sí mismo.” ¿En qué examen final, de prácticamente cualquier materia…, se analizan y reflexionan los cambios estructurales y personales ocurridos en los estudiantes en tanto seres humanos por encima de los contenidos programáticos?
Creemos que en ninguno. De hecho, la mayoría de los profesores se preocupan más por terminar los contenidos, toda vez que la evaluación institucional le exige que lo haga. Lo anterior hace que se le dé más importancia a la “forma” en que se educa, que al “fondo”; es decir que, como, porque, para que y a quién se enseña.
Esto lleva a una pregunta fundamental: ¿el aprendizaje es algo tan absolutamente trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Lo que menos tiene el aprendizaje es sencillez y trivialidad, pues al darse éste proceso entran en contacto diversos mecanismos bio-psico-sociales de gran complejidad, que mueven o accionan estructuras cognitivas que transforman al individuo, en relación a su entorno.

Entonces, a decir de Vargas: ¿por qué cuando se habla de aprendizaje el énfasis educativo está puesto en los contenidos y en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no en la identidad personal y el proceso de transformación del sujeto?
Pensamos que los contenidos responden a una necesidad social de conocimiento estructurado ó unificado, es decir buscan una cierta uniformidad de saberes. Por ello, en la RIEMS se habla de competencias genéricas, disciplinares y profesionales. Así, el estándar esta dado por el cumplimiento de la norma establecida para cada competencia.
Lo anterior no contradice la importancia que se le debe dar al proceso de transformación del alumno. De ahí la idea de utilizar las herramientas adecuadas para favorecer su proceso de aprendizaje, tal como la aplicación de cuestionarios de “estilos de aprendizaje” que ayuden a definir estrategias convenientes a la forma en que cada uno aprende.
¿Qué es entonces lo que realmente lo constituye? Si es el estudiante quién aprende y lo que aprende lo construye él mismo, ¿por qué hablar de mediación?
Vargas dice que “no es posible mediar ni facilitar el aprendizaje significativo, sencillamente, porque el maestro no puede mediar ni facilitar las necesidades cognoscitivas intrínsecas del estudiante que fundan sus procesos de adaptación.” Señala, que mucho ganaría la educación si el maestro se preocupara por escuchar y responder a las necesidades cognoscitivas del estudiante. Coincido en esto último, pero para el planteamiento de que “no es posible mediar”, difiero con él.
Yo le preguntaría al autor, si dejaría sólo a su hijo de cinco años con una computadora, un celular ó ipod, un nintendo ó psp, sin decirle ni explicarle nada. No dudo que aprenda a operar los aparatos, pero ¿cuál sería su capacidad de comprensión del funcionamiento en relación a su entorno social?. ¿cuánto tiempo le llevaría aprender y darle significado a su operación?.

En este sentido, ¿cómo hablar entonces de aprendizaje significativo y de aprendizaje situado sin antes haber establecido la naturaleza profunda del aprendizaje como tal, en unos términos además que develen cómo sucede –en virtud de este aprendizaje- la transformación profunda del sujeto?
¿Se deriva precisamente de esta transformación profunda de la persona que aprende la posibilidad de que el aprendizaje sea o no significativo?
El aprendizaje será significativo para el estudiante, en tanto que le ayude a tomar las decisiones pertinentes para solucionar problemas, en el desarrollo de su vida.
En la medida en que resuelva aspectos de su realidad.

En la actualidad, con el internet y la Web 2.0, las posibilidades de transmisión de información y conocimiento se multiplican; no es casual que los nuevos paradigmas de enseñanza y aprendizaje hayan cambiado y se centren más en el individuo y su contexto; no tanto en la “correa de transmisión del conocimiento”: el maestro, toda vez que hay infinidad de herramientas que lo suplen. Ahora se trata de seleccionar, controlar y dirigir las estrategias y herramientas más pertinentes para el aprendizaje de cada alumno sea significativo, en el desarrollo de su vida.
Por ello, se habla de aprendizaje situado, de forma restringida, “entendiendo por situación de aprendizaje el ubicar los procesos mismos de enseñanza-aprendizaje de unos ciertos contenidos de aquellas realidades que permiten la acción y a través de las cuales se pretende desarrollar unas determinadas competencias.”
De tal forma que se define una competencia, como: “la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos”, es decir, la competencia es una capacidad.
Por tanto, para lograr el desarrollo de competencias, el estudiante tiene que enfrentarse a situaciones problemáticas que lo obliguen a movilizar los viejos conocimientos por otros nuevos, y le permitan reorganizar sus propios esquemas de acción. Así, el papel del maestro, de acuerdo con Ana María Prieto, es diseñar situaciones problemáticas que induzcan un conflicto cognitivo en el alumno, obligando a movilizar sus esquemas y su reorganización, que permita comprender y resolver la nueva situación.
A esta construcción y aprehensión de la realidad, como apropiación activa del conocimiento, a decir de Cristina Cárdenas, se le denomina posturas pedagógicas constructivistas. En las cuales el aprehendizaje –con h-, “es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación.”

Finalmente, ¿Cuál es la relación estructural entre el desarrollo de las competencias y el aprendizaje significativo y situado?
Xavier Vargas reconoce la importancia que tiene para la educación, el ubicar el corazón del proceso de enseñanza-aprendizaje en la acción, toda vez que es en ella que la construcción de conocimientos se garantiza al poner en conflicto cognitivo la organización de los esquemas de entendimiento de la realidad; para apropiarse del mundo de un modo específico y donde el conocimiento toma un sentido singular y propio para cada persona. Competencias que requieren un sentido socio-ético y un sentido teórico-crítico. El primero, para situar el desarrollo de las competencias reflexivamente en “la dirección socio-evolutiva de la especie”, y de los valores humanos. El segundo, en el sentido del análisis y reflexión en la búsqueda más amplia de conocimiento humano, que permita el desarrollo del mismo.
Todo ello condensado en el informe Delor´s de la Unesco: “La educación encierra un tesoro”. “Saber conocer y saber hacer resuelven la tarea humana de saber el qué y el cómo, pero de ninguna manera alcanzan para resolver social y éticamente el con quién y el para qué. Para ello, se necesita –en palabras de Delors- saber convivir y saber ser.”
Así, al desarrollar competencias, no sólo se desarrollan ciertas capacidades, sino se construye la identidad de la persona, del maestro y del alumno, en relación a su contexto y al mundo. Esto lleva a decir que: el aprendizaje no es algo trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera.

1 comentario:

  1. Estimado Mauricio:
    En la actualidad, con el internet y la Web 2.0, las posibilidades de transmisión de información y conocimiento se multiplican.
    Ahora se trata de seleccionar, controlar y dirigir las estrategias y herramientas más pertinentes para el aprendizaje de cada alumno sea significativo, en el desarrollo de su vida.
    El estudiante tiene que enfrentarse a situaciones problemáticas que lo obliguen a movilizar los viejos conocimientos por otros nuevos, y le permitan reorganizar sus propios esquemas de acción.
    No presentaste ninguna amenaza que pudiera alterar el lógico camino de las competencias.
    Hasta pronto, colega.
    Adolfo.

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